LA VISITA DE MIS PAPÁS

 LA VISITA DE MIS PAPÁS


Era un sábado cualquiera, casi la 1 de la tarde, me sentía bien, un poco cansado del desvelo 

de la noche anterior, pero era sábado, mi día personal, en el que podría hacer muchas 

cosas…

Fue entonces cuando escuché un llamado a la puerta, unos gritos sin censura, eran mis 

padres que venían de visita; de pronto, un nerviosismo natural empezó a correr por todo mi 

cuerpo.

Y no es que no quiera a mis padres, al contrario, los amo, pero la mayoría de las veces, 

viven para pelear y no se dan cuenta de la nube gris de ansiedad que dejan en mí.

Y es así como empieza la visita, con gritos y reclamos entre ellos, por cualquier cosa, 

literalmente, por cualquier cosa, no exagero; y es que, uno es el opuesto del otro y se 

encuentran justo en el extremo, en la exageración, inclusive, en el histrionismo.

Mi madre es nerviosa, ansiosa, a un nivel superior, casi inexplicable si no se toma en cuenta 

la nueva cultura de la salud mental. Mi padre, por el contrario, es neurótico, grito tras grito, 

como si no pudiera darse a entender sin ellos.

Por lo anterior, viví toda mi infancia y mi adolescencia en los opuestos emocionales, casi 

como si tuviese trastorno bipolar sin tenerlo físicamente, pero si padecerlo. 

Es un día más, escuchando reclamo tras reclamo, perdiendo momentos valiosos de mi vida, 

sin interesarme en mi salud mental, permitiéndolo únicamente por el hecho de ser familia…




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